Especialistas del Conicet hallaron en localidad riojana de Vinchina huellas fósiles de dos tipos de mamíferos extinguidos que habitaron Sudamérica hace 10 millones de años -que estaban descritos por la ciencia, pero de los cuales no había evidencia- y, gracias a un novedoso método de análisis, pudieron describir no solo sus características, sino también información importante sobre su hábitat.
El trabajo, publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, describe las características de los macrauquénidos y toxodóntidos basales, que habitaron esta parte del continente en un período geológico conocido como Mioceno.
«La importancia de este trabajo es que por primera vez se realiza un análisis detallado de huellas con tres dedos que fueron producidas por estos mamíferos, que se llaman ungulados y que ya no existen», describió a la paleontóloga Rocío Vera, primera autora del trabajo y becaria doctoral del Conicet en el Instituto de Estudios Andinos «Don Pablo Groeber» (Idean, UBA-Conicet).
Cómo fue el descubrimiento
Las huellas fósiles fueron descubiertas en la localidad de Vinchina, un sitio donde afloran rocas con una antigüedad de alrededor de 10 millones que portan escasos restos óseos pero abundantes huellas fósiles con una excelente calidad de preservación.
«Esta cualidad es lo que nos permitió realizar inferencias sobre características biológicas y ecológicas de macrauquénidos y toxodóntidos», indicó por su parte Verónica Krapovickas, líder del trabajo, investigadora del Conicet en el IDEAN y directora de la tesis doctoral de Vera y agregó que «esos mamíferos extintos ya estaban descritos por la ciencia, pero aún no se habían encontrado sus huellas».
Krapovickas comenzó a trabajar en las huellas fósiles de Vinchina hace 12 años, sin embargo fue recién hasta hace tres años que empezaron a profundizar en el análisis de las huellas de ungulados.
«Fue un proceso difícil, además de que buscábamos hacer un nuevo protocolo para analizarlas, también nos tocó transitar el proceso con la pandemia, lo que no nos permitió hacer expediciones y sólo trabajar con fotos. Felizmente este año pudimos hacer visitas al sitio y a la comunidad, y cerrar este trabajo», contó Vera.
Krapovickas y Vera realizaron reconstrucciones tridimensionales, análisis morfológicos, estimaciones de masa corporal basadas en huellas y comparaciones con huesos fosilizados y lograron determinar que correspondían a macrauquénidos y toxodóntidos basales.
Desde el Conicet explicaron que así como los animales extintos son clasificados con nombres científicos según la especie, familia o grupo al que pertenecen, lo mismo ocurre con las huellas que en el caso de las descubiertas en La Rioja para los macrauquénidos se catalogaron como Macrauchenichnus troyana.
Las características del mamífero
De un total de 31 huellas de ese tipo medidas con un largo promedio de poco más de ocho centímetros y ancho promedio de nueve centímetros, las especialistas del Conicet estimaron que esos mamíferos tenían un peso corporal de 135 kilos en promedio.
Las huellas de toxodóntidos recibieron el nombre de Llastaya yesera y se hallaron en total 43 con un largo y ancho promedio de siete centímetros; con estos y otros datos las autoras del estudio e integrantes del Grupo de Estudios Paleobiológicos en Ambientes Continentales del Idean estimaron que su peso corporal promedio era de casi 75 kilos.
Krapovickas y Vera también analizaron las rocas, donde fueron halladas las huellas fósiles, y restos de maderas fosilizadas y concluyeron que los mamíferos extintos estudiados vivían en praderas y bosques desarrollados bajo climas áridos cercanos a ríos y lagunas, similares a los paisajes del noreste argentino.
«Junto con la presencia de huellas de otros mamíferos y aves, podemos reconstruir un retrato completo de esos tiempos», destaca Krapovickas, quien es licenciada en Biología y doctora en Ciencias Geológicas.
Si bien los macrauquénidos y toxodóntidos se extinguieron, Vera describió que «comparten algunas características con algunos mamíferos actuales; por ejemplo, los macrauquénidos y los camélidos tienen cuerpos robustos con extremidades elongadas, cuellos largos, hábitos alimenticios similares y hasta comparten los mismos hábitats, de hecho, donde hallamos las huellas hoy caminan guanacos y vicuñas».
Respecto de los toxodóntidos, que tradicionalmente fueron comparados con rinocerontes, la paleontóloga señaló que «los que vivieron en Vinchina eran de porte menor quizás más similares a un carpincho».
«En definitiva, las huellas fósiles de la Formación Vinchina nos muestran una foto casi instantánea de cómo eran esas faunas hace 10 millones de años cómo caminaban, cómo se comportaban, cómo eran sus patas, dónde vivían, etc. y esto es clave porque se trata de una época que es justo el momento previo en que la historia de los mamíferos sudamericanos cambia, cuando Sudamérica deja de ser una isla y se conecta con Norteamérica y muchas especies comienzan a extinguirse, inclusive los ungulados nativos», concluyó Vera.