El Ministerio de Salud de Córdoba confirmó diez nuevos casos de leishmaniasis canina, nueve en la ciudad de Córdoba y uno de Parque Síquiman. En su mayoría, los casos fueron detectados mediante las acciones de vigilancia y de control de foco que realiza el Área de Epidemiología.
La leishmaniasis visceral es una enfermedad causada por un parásito denominado Leishmania infantum, que se transmite por la picadura de un pequeño insecto llamado flebótomo.
Por el momento, no se han registrado casos en personas. «Es importante dirigir los esfuerzos a las acciones de vigilancia, control canino y la alerta temprana al sistema de salud ante cualquier caso», indicó la jefa de Epidemiología, Laura López.
Infección y síntomas de alarma
La leishmaniasis visceral es una enfermedad parasitaria que afecta tanto a animales como a personas. El parásito se transmite por la picadura de flebótomos, conocidos comúnmente en otras regiones o provincias con los nombres de torito, plumilla o carachai.
En las personas es grave, en particular en niños y niñas. Si el tratamiento adecuado no se proporciona a tiempo, puede ocasionar la muerte.
Los perros actúan como reservorios del parásito y, por lo tanto, son los transmisores de estos microorganismos a los flebótomos. Un perro infectado no tiene cura y, aunque no presente síntomas, puede transmitir el Leishmania infantum durante toda su vida.
La enfermedad en los seres humanos se produce cuando un flebótomo se alimenta de la sangre de un perro infectado con el parásito y luego pica a una persona. No se transmite de persona a persona ni por el contacto directo con los animales.
En los perros, la infección ocurre por la picadura de un flebótomo infectado, pero también por vía sexual y vía transplacentaria (de madre a crías durante la gestación).
Los principales síntomas en los perros son: decaimiento, pérdida de apetito y de pelo, descamación, especialmente alrededor de los ojos y en el hocico; crecimiento exagerado de las uñas; úlceras en la piel y hemorragia nasal.
En las personas, la infección se presenta con fiebre prolongada, aumento del tamaño del abdomen, pérdida de apetito y de peso, tos seca, diarrea y vómitos, anemia (palidez de piel y/o mucosas) e ictericia (coloración amarilla de piel y/o mucosas).
Ante la presencia de estos síntomas, es necesario consultar inmediatamente en el centro de salud u hospital más cercano. En el caso de las mascotas, concurrir a un control veterinario.