En el año 1988 ocurrió un hecho que quedó en la memoria de los argentinos. Un pequeño perro caniche jugaba en un departamento de un piso 13 de un edificio ubicado en las calles Rivadavia y Morelos del tradicional barrio de Caballito, cuando cayó accidentalmente provocando tres muertes en secuencia.
El suceso fue tan trágico como insólito y la repercusión no solo fue de nivel nacional, sino también internacional.
La primera víctima fue Marta Espina, de 75 años, que pasaba en ese momento por la puerta del inmueble. El animal cayó sobre su cabeza, lo que ocasionó su muerte inmediata.
Por otra parte, Edith Solá, de 46 años, presenció la terrible escena desde la vereda del frente y cruzó desesperada la avenida sin ver un ómnibus que venia a gran velocidad. Fue la segunda víctima del acontecimiento provocado por Cachy, el caniche, que también murió en el acto al caer.
El tercer fallecido fue un hombre, del que no se conocen mayores datos, que entre la conmoción y terror de todos los vecinos que observaban la escena, aparentemente impresionado por todo lo acontecido, murió de un infarto.
La noticia fue tan impactante como increíble y recorrió todos los medios del país y del mundo.
