La Legionella, una enfermedad que se empezó a conocer en detalle luego de que se produjeran seis muertes en una clínica en la ciudad de Tucumán, está compuesta por bacterias que se encuentran naturalmente en los ambientes de agua dulce, como lagos y arroyos, y se supo que puede afectar en mayor medida a las personas de más de 50 años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 75% y un 80% del conjunto de casos notificados son personas mayores de 50 años. De ese porcentaje, entre el 60% y el 70% son hombres.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para la legionelosis extrahospitalaria o asociada a los viajes son:
-El tabaquismo.
-El consumo excesivo de alcohol.
-Las neumopatías, la inmunodepresión y las enfermedades respiratorias o renales crónicas.
En tanto, los factores de riesgo para la neumonía nosocomial (o neumonía hospitalaria) incluyen:
–La intervención quirúrgica reciente.
–La intubación (procedimiento médico utilizado para colocar un tubo en la tráquea).
–La ventilación mecánica.
–La aspiración.
–La presencia de sondas nasogástricas y utilización de equipo de terapia respiratoria.
–Las personas más expuestas son los pacientes inmunodeficientes, por ejemplo sujetos trasplantados y enfermos de cáncer o personas que reciben tratamientos con corticoesteroides.
Según la OMS, el retraso en el diagnóstico y en la administración de un tratamiento antibiótico adecuado, el envejecimiento y la presencia de enfermedades concomitantes, son factores pronósticos de muerte por legionelosis.
Prevención y medidas
La prevención de la enfermedad del Legionario depende de la aplicación de medidas de control que minimicen la proliferación de la bacteria y la difusión de aerosoles y, según informó la OMS, esas medidas incluyen un buen mantenimiento de las instalaciones y aparatos, en particular mediante su limpieza y desinfección sistemáticas, y la aplicación de otras medidas físicas (térmicas) o químicas (biocidas) para limitar al máximo la reproducción.
Algunos ejemplos de medidas recomendadas son:
1- Mantener, limpiar y desinfectar periódicamente las torres de enfriamiento, utilizando de manera frecuente o sistemática agentes biocidas.
2- Instalar separadores de gotas para reducir la difusión de aerosoles de las torres de enfriamiento.
3- Mantener una concentración idónea de agentes biocidas, por ejemplo, cloro en las instalaciones de hidromasaje, asegurando el vaciado y la limpieza completos de todo el sistema por lo menos una vez a la semana.
4- Mantener limpios los sistemas de agua fría y caliente, asegurando al mismo tiempo que el agua caliente se mantenga por encima de 50°C (lo que significa que debe salir de la unidad de calentamiento a 60 °C o más) y el agua fría por debajo de 25°C o, mejor aún, de 20°C, o bien tratar las instalaciones con un biocida adecuado para limitar el crecimiento bacteriano, sobre todo en hospitales y otros centros sanitarios y geriátricos.
5- Reducir el estancamiento abriendo semanalmente las canillas no utilizadas de los edificios.
6- La aplicación de este tipo de medidas contribuirá considerablemente a reducir el riesgo de contaminación por Legionella y a prevenir la aparición tanto de casos esporádicos como de brotes.
Cuando se trate de pacientes hospitalizados vulnerables, habrá que tomar, en muchos casos, precauciones adicionales en relación con el agua y el hielo, sobre todo para evitar el riesgo de aspiración (por ejemplo, las máquinas de hielo pueden ser una fuente de Legionella, y los pacientes muy vulnerables no deberían utilizarlas).
Las medidas de control y prevención deben ir acompañadas de la debida vigilancia por parte de los médicos generales y los servicios comunitarios de salud, con miras a facilitar la detección de casos.